Al territorio de montaña se le han ‘impuesto’, históricamente, infraestructuras hidráulicas que han supuesto un gran impacto medioambiental y socioeconómico para estas ‘zonas cedentes’, y que han hipotecado sus posibilidades de desarrollo, sin recibir, a cambio, ningún tipo de compensación económica ni medioambiental. Ahora, señalan desde ADELPA, es tiempo de saldar la deuda histórica (de carácter medioambiental, social y económico) con estos territorios, y de hablar de compensaciones al territorio gravemente afectado por las regulaciones, no de recuperar obras ya descartadas por órdenes judiciales.

Plantear la idea de recuperar obras ya ‘olvidadas’ como los pantanos de Biscarrués, Jánovas o Santaliestra supone, además de ir en contra de las políticas de despoblación, retomar una amenaza para territorios con baja densidad poblacional, y reabrir conflictos sociales ya cerrados, indican desde la asociación.

Desde ADELPA no se es ajeno a las dificultades que los períodos de sequía y, por lo tanto, de escasez en las reservas hídricas, generan a la hora de atender las necesidades presentes y futuras del territorio, pero consideran que hay alternativas para mejorar las zonas de regadío sin afectar a los cauces de los ríos y que es vital escuchar la voz de los vecinos y administraciones de las zonas afectadas, concienciar acerca del uso responsable de nuestros recursos y caminar juntos hacia un desarrollo, de verdad, sostenible. Así como, que sean atendidas las necesidades y reivindicaciones de los pueblos rurales y de montaña afectados por embalses o centrales hidroeléctricas.